En el siglo XIX un experimentado marinero, llamado James Smith, decidió investigar la exactitud de la información de Lucas sobre el viaje del apóstol Pablo y su naufragio en la isla de Malta, relatado en el libro de Los Hechos de los Apóstoles. El señor Smith además de su experiencia marinera, fue presidente de la Sociedad de Arqueología de Glasgow (Escocia) y biblista. Se valió de estas tres áreas de conocimiento para sus investigaciones de los eventos que el evangelista Lucas describe en Hechos, capítulo 27. El libro que Smith escribió se llama “The Voyage and Shipwreck of St. Paul1 (El viaje y naufragio de San Pablo), fue publicado por primera vez en 1848 y en cuanto a investigaciones de la exactitud de este relato de Lucas, no ha sido superada hasta el día de hoy. 

¿Cuál fue la metodología de Smith?

Este investigador tomó en cuenta diferentes factores, como el clima del Mediterráneo en la época en que el apóstol Pablo y sus compañeros fueron llevados a bordo de la nave que naufragó en la Isla de Malta. Partiendo del relato de Lucas, Smith consideró asimismo el tipo de nave que se utilizó (un barco granero procedente de Alejandría en Egipto), los vientos de aquella época del año (casi invierno), las corrientes marinas de la zona, el peso de la carga de trigo que transportaba el barco, la probabilidad de tormentas y la distancia de la costa de Malta cuando los pasajeros podrían haber escuchado el oleaje. Es decir, consideró los factores a su disposición y decidió que desde el comienzo de la tormenta hasta que la nave naufragó en la Isla de Malta, podrían haber pasado 13 días, una hora y 21 minutos. 2 Lucas, el autor de Los Hechos de los Apóstoles, afirma que se tardó 14 días (Hechos 27.27, 27.33): una escasa diferencia de algunas horas. Es decir, la conclusión basada en lo que Smith investigó en el siglo XIX y lo que Lucas describió en el siglo primero coinciden. 

Evidencia certera de un testigo presencial

Es llamativa la cercanía entre los trece días calculados por Smith basándose en el material bíblico y los catorce días mencionados por Lucas. Tal coincidencia confirma la precisión que Lucas era capaz de alcanzar como cronista. Recordemos que en este caso él escribe como testigo presencial, ya que se incluye entre el grupo de los viajeros, usando “nosotros” (por ejemplo, en Hechos 27.27: “Ya habíamos pasado catorce noches a la deriva por el mar Adriático cuando a eso de la medianoche los marineros presintieron que se aproximaban a tierra”). Al escribir en la primera persona (“nosotros”), Lucas se incluye entre los que habían estado en el barco durante la tormenta. De la misma manera, él se introduce en la narrativa en otros episodios del Libro de los Hechos ( Hechos 16.10-16, 20.5-8, 20.13-15, 21.1-18). Es testigo presencial de gran parte de los eventos de “Los Hechos de los Apóstoles” y da evidencia de ser un cronista cuidadoso y organizado.

¿Qué lugar ocupa El Libro de los Hechos en la historia bíblica?

Los Hechos es el único relato en la Biblia de las tres primeras décadas del cristianismo y es una digna continuación del Evangelio de Lucas. Allí, en el primer tomo de su crónica, Lucas describe su metodología: “después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes […] he decidido escribir para ti, ilustre Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido”. 3 Él dedica ambos tomos al “ilustre Teófilo” (Lucas 1.1-2, Hechos 1.1), posiblemente un oficial romano. Lucas quería escribir un relato sólido acerca de Jesús en su evangelio de una manera “ordenada”, valiéndose de “testigos oculares y servidores de la Palabra” (Lucas 1.2). Esta metodología continúa en el segundo tomo de su obra, El Libro de los Hechos, donde, por ejemplo, es llamativa la manera en que él se esmeró en cuidar los detalles del relato del naufragio narrado en el capítulo 27. La obra de James Smith del siglo XIX, da evidencia de la meticulosidad de Lucas como cronista. Su investigación nos da evidencia sólida para tomar en serio la intención de este autor: comunicar la verdad acerca de Jesús (el Evangelio de Lucas) y las tres primeras décadas del cristianismo (Los Hechos de los Apóstoles).  En la próxima entrega veremos más evidencia de la capacidad de Lucas como cronista en El Libro de los Hechos.

Agradecemos a uno de los “grupos hogareños” de la Iglesia de Cristo de Caballito por haber motivo esta entrada en “Biblia y teología”. 

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