¿Cómo surge el mandamiento de amarse “unos a otros”?

¿Cómo surge el mandamiento de amarse “unos a otros”?

Una frase característica del Nuevo Testamento

El pronombre griego alēlōn (αλληλων), puede traducirse con la frase “unos a otros” y emplearse como un circunstancial de modo, sin impartir instrucciones acerca de un actuar correcto.  Por ejemplo, frases como “se decían unos a otros” aparecen con cierta frecuencia en narrativas del Nuevo Testamento sin transmitir enseñanzas en cuanto a cómo tratarse en comunidad. Por otro lado “unos a otros” sí se utiliza en una cantidad importante de mandamientos o consejos que tienen que ver con el trato mutuo entre hermanos cristianos. Es llamativo que algo parecido no ocurre en la traducción al griego del Antiguo Testamento: este uso surge recién en el Nuevo donde se transmiten las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles.

Una necesidad que dio origen a un Nuevo Mandamiento

Evidentemente dicha frecuencia de consejos y ordenes “unos a otros” se remonta al amor de Jesús por sus discípulos (ver Juan 13.1, 13.12-17, 13.34-35). Él vio la forma en la cual ellos eran capaces de tratarse entre sí y, como consecuencia, a los demás. Esto se puede apreciar en el párrafo delimitado por αλληλων (alēlōn) en Marcos capítulo 9 entre los versículos 34 y 50. Marcos a veces organiza su presentación del evangelio en párrafos que comienzan y terminan con un mismo término o idea. En este caso, el párrafo empieza y termina con la necesidad imperiosa de vivir en paz entre hermanos, condición que no existía en el grupo de los doce discípulos originales. Es decir, en la convivencia de Jesús con sus seguidores más allegados, Él vio la necesidad de un Nuevo Mandamento: “ámense unos a otros como yo los he amado a ustedes”. Éste mandamiento del Señor podría ser el origen de una serie de enseñanzas neotestamentarias acerca del trato mutuo entre sus seguidores.

El párrafo citado (Marcos 9.34-50) también demuestra que en un ambiente hostil en el cual es recurrente el conflicto en un grupo, también surge la condenación hacia “los que no son de los nuestros” (Marcos 9.38-41). ¿Sería el nuevo mandamiento acerca del trato entre hermanos la clave que permite amar al prójimo que «no es de los nuestros”?

A continuación aparecen unos sesenta y dos casos en los que “unos a otros” es un elemento imprescindible de los consejos y órdenes acerca del trato mutuo entre cristianos. Dicho trato debe ser un testimonio ante el mundo acerca de la Persona de Jesús y de su Padre. El amor entre cristianos convence al no creyente que Dios envió a su Hijo a salvarnos (Juan 13.34-35, 17.20-23).

Ejemplos de órdenes o consejos AFIRMATIVOS acerca del trato mutuo entre hermanos que emplean el pronombre griego alēlōn:

“Tengan paz unos con otros” (Marcos 9.50)

“Lávense los pies unos a otros” (Juan 13.14)

“Ámense unos a otros” (Juan 13.34, dos veces, 13.35, 15.12, 15.17, Romanos 12.10, 13.8, 1 Tesalonisenses 3.12, 4.9, 2 Tesalonisenses 1.3, 1 Pedro 1.22, 1 Juan 3.11, 3.23, 4.7, 4.11, 4.12, 2 Juan 5)

“Nuestra fe común” (Romanos 1.12)

“Miembros los unos de los otros” (Romanos 12.5, Efesios 4.25)

“Somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros” (Romanos 12.5)

“Con honra unos con otros” (Romanos 12.10)

“Unánimes unos con otros” (Romanos 12.16)

“Procuren las cosas que conduzcan a la paz y la edificación unos a otros” (Romanos 14.19)

“Que … Dios … les conceda vivir juntos en armonía”  (Romanos 15.5)

“Acéptense unos a otros así como Cristo los ha aceptado”. (Romanos 15.7)

“Tienen todo el conocimiento necesario para poder aconsejarse [instruirse, amonestarse] unos a otros” (Romanos 15.14)

“Salúdense unos a otros” (Romanos 16.16, 1 Corintios 16.20, 2 Corintios 13.12, 1 Pedro 5.14)

“Espérense unos a otros” (1 Corintios 11.33)

Los miembros del cuerpo deben “preocuparse, interesarse unos por otros” (1 Corintios 12.25)

“Sírvanse unos a otros” (Gálatas 5.13)

“Llévense las cargas unos a otros” (Gálatas 6.2)

“Tolérense unos a otros” (Efesios 4.2, Colosenses 3.13) 

“Sean benignos unos con otros” (Efesios 4.32)

“Sujétense unos a otros” (Efesios 5.21, 1 Pedro 5.5)

“Considérense inferiores unos de otros” (Filipenses 2.3)

“No se mientan unos a otros” (Colosenses 3.9)

“Anímense unos a otros…” (1 Tesalonicenses 4.18)

“Anímense y edifíquense unos a otros…” (1 Tesalonicenses 5.11)

“Procuren siempre el bien unos con otros” (1 Tesalonicenses 5.15)

“Considérense unos a otros para buenas obras” (Hebreos 10.24)

“Confiésense sus faltas unos a otros” (James 5.16)

“Oren unos por otros” (James 5.16)

“Sean hospitalarios unos con otros” (1 Pedro 4.9)

“Tenemos comunión unos con otros” (1 Juan 1.7)

Ejemplos de LLAMADAS DE ATENCIÓN O ADVERTENCIAS acerca del trato mutuo entre hermanos que emplean alēlōn en las cartas apostólicas:

“No juzgarse más unos a otros” (Romanos 14.13) 

“Comerse unos a otros” (Gálatas 5.15)

“Destruirse unos a otros” (Gálatas 5.15)

“Irritarse unos a otros” (Gálatas 5.26)

“Envidiarse unos a otros” (Gálatas 5.26)

“Hablar mal unos de otros” (Santiago 4.11)

“Quejarse unos de otros” (Santiago 5.9)

En su vida anterior se odiaban “unos a otros” (Tito 3.3)

“No se nieguen el uno al otro” (respecto a las relaciones matrimoniales, 1 Corintios 7.5)

El mismo pronombre utilizado para describir el conflicto espiritual entre hermanos en Cristo y COMO AFECTA NEGATIVAMENTE SUS ACCIONES como comunidad. 

Gálatas 5.17 “El deseo de la carne…y el del Espíritu….se oponen el uno al otro de manera que no pueden hacer lo que desean”. 

Agradecmeos a Nicole, cuya pregunta acerca de la definición de una relación legítimia de pareja dio lugar a esta entrega sobre los “unos y otros”. 

Cursos Online

Si te interesa aprender más acerca de la Biblia, te invitamos a nuestros cursos online disponibles a continuación.

Parte 2: ¿Cómo puedo empezar a leer la Biblia? Con respecto a la interpretación…

Parte 2: ¿Cómo puedo empezar a leer la Biblia? Con respecto a la interpretación…

Después de publicar la primera parte de esta serie de entregas, un lector nos cuestionó si los cursos gratuitos que ofrecemos pretendían interpretar correctamente la Biblia. También él afirmó que las Escrituras no son de “interprepación privada”;  sino que más bien hacía falta que alguna autoridad apostólica facilitara una correcta interpretación de ellas.

Consideramos que nadie puede estar seguro de interpretar correctamente la Biblia; ni siquiera a través los los cursos que promocionamos (aunque hagamos todo lo posible para lograr eso). Conociendo esta dificultad, llegado el momento de la interpretación, necesitamos recurrir a ciertos criterios: 

Tener una mente crítica.

En primer lugar, uno debe ser como los oyentes de la sinagoga de ciudad Berea, quienes “examinaban todos los días las Escrituras para verificar la exactitud de lo que oían” (Hechos 17.11, Libro del Pueblo de Dios). Otras traducciones dicen que “escudriñaban” o “estudiaban” diariamente las Escrituras para verificar si era verdad lo que escuchaban. Fundamental, entonces, es tener una mente crítica. 

Fijarse en el contexto.

¿Que quiere decir nuestro lector con la idea que “las Escrituras no son de interpretación privada”? Él podría estar aludiendo a una cita del apóstol Pedro: 

20 Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo.

2 Pedro 1.20-21, Nueva Versión Internacional

Con una primera lectura de este versículo, pensaremos tal vez que las palabras “interpretación privada” pueden entenderse de dos maneras: refiriéndose por un lado a la interpretación del lector de las Escrituras, y por otro a la de su autor. Consideremos cada una de ellas a continuación.

Si se refiere a la interpretación del lector, quiere decir que nadie que quiera leer la Biblia puede interpretarla correctamente por su cuenta. Haría falta alguna autoridad más bien “apóstolica” que sí sería capaz de interpretarla de una manera definitiva. Esta es la manera en que la Iglesia Católica tradicionalmente ha interpretado estas palabras de Pedro. Solamente la Iglesia podría explicar lo que dice la Biblia, según esta manera de entender el versículo. 

 Sin embargo, la segunda posible opción de “interpretación privada” tendría más que ver con la intención de los autores de las Escrituras en el contexto espacio temporal en el cual las redactaban. Solo tenemos que seguir leyendo en el siguiente versículo (21) para saber que el autor humano no está expresando su interpretación de la realidad; sino sencillamente comunicando en sus palabras lo que recibió por medio del Espíritu Santo. De esto se trata justamente la inspiración. Lo que escribe, no es una interpretación “privada” de parte del autor; es más bien la Palabra de Dios lo que él transmite. 

¿Una autoridad apostólica es necesaria para interpretar?

Utilizando una “mente crítica” y “guiándonos por el contexto” en este ejemplo podemos afirmar que en el pasaje citado, el apóstol Pedro utilizaba las palabras “interpretación privada” para afirmar que los profetas del Antiguo Testamento no comunicaban su propio parecer con respecto a la verdad, sino más bien la Palabra de Dios.  ¿Pero qué pasaría si convertimos al mismo autor inspirado en lector? Es decir, un profeta u otro autor inspirado, además de contar con la inspiración para escribir, ¿puede valerse de la misma capacidad sobrenatural para interpretar lo que otro escribe? En la misma epístola el apóstol Pedro nos ayuda a contestar esta pregunta. 

15 Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio. 16 En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición.

17 Así que ustedes, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan.

2 Pedro 3.15-17, Nueva Versión Internacional 

De esta cita podemos deducir que:

  • Tanto el apóstol Pedro como el apóstol Pablo escribían acerca de “la salvación”, tema fundamental del Nuevo Testamento.1
  • El apóstol Pablo escribía con la “sabiduría que Dios le da”. Es decir, era inspirado, igual que los profetas del Antiguo Testamento anteriormente mencionados. Jesús había dicho a los apóstoles que el Espíritu Santo iba a guiarlos a “toda la verdad” (Juan 16.13).
  • Por más que escribían los dos apóstoles sobre un mismo tema, Pedro encontraban que los escritos de Pablo tenían algunos puntos difíciles de entender. Es decir, a un apóstol inspirado le costaba interpretar a otro. 
  • Pedro insta a sus lectores a “mantenerse despierto” y no permitir que falsos maestros los convenzan con una versión tergiversada de las enseñanzas apostólicas. 
  • Los falsos maestros a los que Pedro refiere son “libertinos”, es evidente que los principios morales particulares influyen en como se entiende y transmite alguna enseñanza de la Biblia.

Si Pedro siendo apóstol encontraba que ciertos escritos del apóstol Pablo tenía “puntos difíciles de entender”, ¿por qué pensaríamos que alguna autoridad “apostólica” moderna podría garantizar una interpretación acertada de la Biblia? La inspiración divina es lo que guiaba al autor profético o apostólico cuando escribía, pero no es tan evidente que la misma inspiración lo dirigía en el momento de interpretar lo que otro autor inspirado había escrito.

Por otro lado, es claro el consejo inspirado que Pedro escribe aquí: “mantenerse despierto” a la hora de interpretar. Pueden abundar interpretaciones de personas “ignorantes y inconstantes”, e incluso falsos maestros que tergiversan el sentido de las Escrituras. ¿Cómo entonces “mantenerse despierto” para la tarea de interpretar correctamente la Palabra de Dios? ¿No estaremos más prevenidos y preparados para interpretar si desarrollamos criterios como los de “tener una mente crítica” y “fijarse en el contexto”? ¿No es importante cuidar nuestro comportamiento moral, ya que influye sobre cómo interpretamos todo lo que entra en nuestra mente? Si Dios inspiró a los autores bíblicos para comunicarse con los hombres, somos capaces, y hasta responsables, de intentar entenderla correctamente.

Queremos agradecer a Manuel por llamarnos la atención respecto a este tema, ya que nos motiva a meditar aun más sobre cómo empezar a leer la Biblia.

Cursos gratuitos por internet para principiantes.

Invitamos a todos a aceptar el desafío de leer y aprender a interpretar la Biblia, tal vez acompañando la lectura con dos breves estudios programados disponibles gratuitamente en aula.bibliayteologia.org.

  • Invitación al Mensaje de la Biblia
  • Lecciones sobre el libro que presenta a Cristo

Cursos Online

Si te interesa aprender más acerca de la Biblia, te invitamos a nuestros cursos online disponibles a continuación.

Parte 1. ¿Cómo puedo empezar a leer la Biblia?

Parte 1. ¿Cómo puedo empezar a leer la Biblia?

Con nuestras últimas publicaciones una cantidad importante de personas nos han hecho esta pregunta. Aquí se intenta comenzar a facilitar una respuesta general. 

En primer lugar, hay que entender que una correcta lectura de la Biblia forma parte de un diálogo entre uno y Dios. ¿Por qué “correcta”? Resulta que no va a cumplirse el propósito de Dios cuando Él reveló este libro si lo lees como cualquier otro. Él tenía algo en mente cuando iba inspirando las obras que componen la Biblia en las mentes de numerosos escritores humanos a lo largo de los siglos. Dios les habló, para que por sus escritos los seres humanos podamos tener una relación cercana con Él. Esta relación puede entenderse hasta cierta medida como un diálogo. 

¿Cómo empezar el diálogo?

En este diálogo entre Dios y tú hay un ir y venir constante, donde interviene en gran parte la oración: consta, por ejemplo, de decirle en primer lugar a Dios que estás dispuesto a escucharle. Si no quieres escucharle, bueno, díselo. Si no sientes su existencia como una realidad, también házselo saber. En cambio, si puedes acercarte a Dios como tu Padre Santo, a Jesús como tu Señor, no dejes de expresarle tu reverencia, tu predisposición a aprender y obedecer. Tal vez te encuentres en el medio; lo importante es tu honestidad. En esta parte del diálogo, y durante todo el transcurso de la lectura, nada reemplaza el sincerarse sin reservas con Dios. Una de nuestras problemáticas incuestionables como seres humanos es el no tener la costumbre de escuchar. Reconocer esta falta de predisposición es seguramente un primer paso para alcanzar una mente despejada y así poder realmente oír.

¿No te pasa esto en una conversación con cualquier allegado? ¿No te explayas más con las personas que muestran más interés en escucharte? ¿Pasará lo mismo con Dios? Si no quieres escucharlo, no te sorprendas si no te habla. 

Buscar el momento.

Luego, o incluso antes, como en cualquier conversación importante, hace falta tener un momento a solas para poder realmente escuchar. A veces es fácil encontrar este momento, otras veces no tanto. En otras ocasiones, los tiempos con los que contamos facilitan o impiden ese momento de manera inesperada. 

Después de lograr una disposición a escuchar, ¿dónde empiezo a leer? En la primera lección de Introducción al mensaje de la Biblia, encontrarás algunos indicios. Se recomienda seguir las sugerencias que aparecen allí.

Para acceder a esta lección la manera más fácil es inscribirse en el sitio aula.bibliayteologia.org y luego elegir este curso (hay por ahora dos opciones de cursos). Son gratuitos, uno se inscribe ingresando la dirección de correo electrónico. Si tienes alguna dificultad técnica en inscribirte podemos ayudarte (escribir a: consultas@bibliayteologia.org).  La primera lección de este curso te dará una idea de dónde comenzar a leer y el orden a seguir.

Leer y meditar.

Ahora, en la entrega actual veremos un párrafo de la Biblia como ejemplo.  Elegimos éste en particular porque tiene que ver con la pregunta: ¿cómo puedo empezar a leer la Biblia? Nos permite ver dos consejos más: leer y meditar. Verás la necesidad de no solo leer el párrafo, sino también de meditar en lo que dice e incluso concientizarte de la importancia de seguir en diálogo con Dios, cuestionándole, respondiéndole en dónde su palabra te llegue. El párrafo elegido es de la Epístola a los Hebreos 4.12-16. 

12  Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. 13Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

14 Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. 16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. (Versión citada: Nueva Versión Internacional). 

  • Leemos en primer lugar para tener una idea general de lo que dice. Luego, volvemos a leer buscando nexos. Estas son palabritas que muestran la relación lógica entre ideas. En el párrafo citado están sombreados en este color (que no aparece en el original). Los nexos en este párrafo son:
  • “Ciertamente” (versículo 12) 
  • “Por lo tanto” y “ya que” (versículo 14)
  • “Porque” (versículo 15)
  • “Así que” en el versículo 16. 

“Ciertamente” (vs. 12) indica que lo que sigue tiene alguna relación con lo que se escribió justo antes. En otras versiones en castellano2 en vez de “ciertamente” dice “pues” o “porque”, lo que acerca la traducción un poco más a la palabra en el griego original: gar. Este término indica que la idea que sigue tiene relación con otra expresada en las oraciones anteriores.2

“Por lo tanto” y “ya que” (versículo 14) también muestran una relación lógica con una idea anterior. En el griego original, traduce una misma palabra: oun

“Porque” (versículo 15) es la misma palabra en griego que en el 12 (gar) para mostrar un nexo lógico con la frase anterior. 

“Así que” (versículo 16) repite la palabra oun empleada en el versículo 14. 

Los nexos muestran que todas las oraciones en esta cita están relacionadas lógicamente entre sí. A medida que leemos, reflexionamos (meditamos) con respecto a estas relaciones. En el griego original encontramos solamente dos nexos (gar y oun) que se reiteran. En castellano, para evitar la repetición, en algunas versiones utilizan otros nexos que son sinónimos, pero al hacer esto, se pierde la estructura aleatoria en el idioma original gar-oun-gar-oun que tiene como finalidad unir aún más las ideas. Se menciona este detalle solamente para indicar la utilidad de comparar más de una versión, y cuando difieren entre sí, intentar en lo posible averiguar por qué, remitiéndonos al idioma original. Es decir, tiene valor consultar varias versiones, pero al mismo tiempo, límites.

Buscar ideas claves: 

La palabra tiene vida y poder

Existe una cantidad importante de ideas claves en este párrafo, pero posiblemente nos llame en primer lugar la atención que la palabra de Dios tiene “vida y poder”. Analicemos por partes: ¿Por qué tiene “vida” (o literalmente en el griego “viviente es” o “está viva”)? En busca del porqué, debido al nexo mencionado (versículo 12 “ciertamente” o “porque”), debemos remontarnos a lo que se escribió en los renglones anteriores. El “porque” (gar) es una conclusión a algo previo. De manera que, si leemos todo el capítulo 3 hasta el 4.11 vemos que se alude a un incidente ocurrido siglos antes cuando Dios habló desde el monte Sinaí a su pueblo, recién salido de Egipto, para impartirles el antiguo pacto contenido en la ley de Moisés. En ese momento los “oyentes” no quisieron escucharle. Luego, en un salmo se refiere a este mismo incidente de testarudez, tratando lo ocurrido como un suceso ya ocurrido siglos antes, pero a la vez transportándolo a aquel presente con las palabras, “Hoy… si escuchan su voz…” Repitiendo esta frase (en los versículos 3.7, 3.13, 3.15, 4.7) se enfatiza la palabra hoy, lo que lleva a la conclusión lógica: “Escuchen” porque “La palabra de Dios está viva”. Dios habla ahora, hoy, a lo largo de la historia con su pueblo: en Sinaí, algunos siglos después en el salmo, luego a lo largo de los años a los lectores del mismo salmo, aun en un siglo posterior, cuando se escribió la epístola a los Hebreos, y todavía ahora, cuando nos acercamos a la lectura de este párrafo, habiéndonos preparado para “escuchar”. “Hoy escuchen su voz…” Lo que se afirma es que la palabra no cambió, habla hoy; está viva. No obstante, nuestras situaciones en que la escuchamos atentamente sí cambian. Por eso, preparémonos para escuchar antes de leer. Recordemos que el primer paso es “buscar el momento”.

 La palabra es “poderosa”.

Se cierra esta primera frase con otro término clave: poderosa.  “La palabra de Dios está viva y es poderosa”. En vez de poderosa algunas versiones proponen como traducción la palabra eficaz: “La palabra de Dios es viva y eficaz”.  En realidad, esta palabra en el sentido de eficaz = “eficiente” no se acerca a la idea original de la palabra, la cual en griego es energēs. Este término en el Nuevo Testamento se refiere a una operación u obra que va más allá de lo humano, es sobrenatural.3 ¿Cuál es el poder sobrenatural que tiene la palabra de Dios? Cuando nos preparamos y la escuchamos como tal, llega a lo más íntimo del ser humano, pone al descubierto nuestros sentimientos y pensamientos, nos permite vernos como el Creador nos ve (4.12-13). Nos permite ver con qué criterios nos juzgará cuando llegue el momento de una rendición de cuentas. Todo está expuesto frente a los ojos del que nos creó. Dios nos conoce tal como somos, porque es nuestro Creador. Como tal Él es omnipotente y omnisapiente, conociendo todas nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. 

Sin embargo, esta enseñanza no concluye aquí. Si termina con la idea de ser juzgados por lo que sentimos, pensamos y hacemos, ¿quién podría presentarse tranquilamente ante el juicio? Pero gracias a los nexos que vinculan los versículos 14-16 con los 12-13, encontramos otra manera que Dios nos conoce que se coordina con el conocimiento de Dios como Creador; esta segunda manera de conocernos puede traernos esperanza. El Creador se hizo hombre y por lo tanto nos conoce desde adentro. Por la experiencia humana de Jesús, Él entiende en carne propia lo que son nuestros pensamientos y sentimientos. Fue puesto a prueba “en todo” como nosotros, con la gran diferencia de no haber nunca incurrido en el pecado, i. e. él siempre actuaba conforme a la voluntad del Padre. Es el único representante digno para la humanidad.4 Gracias a esta comprensión divina, el trono de Dios no es solo un tribunal, sino más bien un “trono de gracia” donde se encuentra ayuda en los momentos en que “más la necesitemos”. ¿No nos da este párrafo material para seguir meditando?

¿Cómo termina el diálogo?

Después de meditar en lo que leo, o mientras leo, sigo dialogando en oración con Dios. ¿Cómo puedo realmente escuchar lo que me dice en mi “hoy” y llevarlo a la práctica? En realidad, el diálogo no termina. Podrá haber una respuesta de mi parte que se expresa en oración y/o en alguna acción que responde a la manera en que la Biblia, como Palabra de Dios, ha tocado de manera poderosa mi mente y corazón en el momento en que la experimento. Esta respuesta requiere meditar, es decir, tomar el tiempo para pensar en lo leído, preguntarme a mí mismo y a Dios cómo actuar en los momentos actuales que me tocan vivir. Parte de la respuesta seguramente es desarrollar con paciencia la práctica de acercarme a una lectura dinámica de la Biblia como parte de mi relación con Dios. 

Otras lecturas: Introducción al mensaje de la Biblia (ya mencionado). Sobre el papel de Jesús como personaje central en la Biblia, también recomendamos nuestro curso por internet: Lecciones sobre el Libro que presenta a Cristo. En el índice de “preguntas y respuestas” en bibliayteologia.org tal vez resulte útil la serie de respuestas sobre ¿Qué debo hacer para ser salvo?

Muchas gracias a varios lectores que han preguntado acerca de dónde empezar a leer la Biblia. ¡Esperemos que esta nota les sea útil!

Cursos Online

Si te interesa aprender más acerca de la Biblia, te invitamos a nuestros cursos online disponibles a continuación.

¿Debemos rezar a María? Lucas 1.48

¿Debemos rezar a María? Lucas 1.48

Se responde a la siguiente sincera inquietud de parte de una persona que reza a María: “El Espíritu Santo, quien inspiró las escrituras por boca de ella misma (María) dice, ‘desde ahora me llamarán bendita todas las generaciones’: No se le da en las iglesias protestantes el respeto debido que demanda el Espíritu Santo, no la BENDECIMOS, es asustante a mi parecer”.

Respuesta

La cita en latín en esta foto, «beatam me dicen omnes generationes» significa «me llamarán bendita todas las generaciones«. Seguidores del catolicismo suelen recurrir a esta cita de Lucas 1.48 para justificar la práctica de rezar a María. ¿Pero la palabra “bendita” en la cita se refiere a la oración? La palabra en griego es el verbo “makaritzo” que se define como: “tener por feliz, estimar dichoso” (fuente: Diccionario Vox greco-español), “considerar feliz o dichoso” (fuente: Diccionario conciso griego-español del Nuevo Testamento, Sociedades Bíblicas Unidas). La mayoría de las traducciones actuales traducen makaritzo de acuerdo a esta definición. Veamos por ejemplo, dos versiones católicas de amplia difusión: “En adelante todas las generaciones me llamarán feliz…” Lucas 1:48, Libro del Pueblo de Dios “...desde ahora todas las generaciones me dirán feliz…” Lucas 1:48, Biblia Latinoamericana! Este verbo aparece solamente dos veces en el Nuevo Testamento, aquí en Lucas 1.48 y en Santiago 5:11, que dice: (10) Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. (11) Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso. Santiago 5.10-11, Libro del Pueblo de Dios En ambas citas, Lucas 1:48 y Santiago 5:10, se trata de llamar o considerar como felices o dichosas a personas que han sido bendecidas por Dios. Gracias a la especial intervención de Dios, estas personas son “felices”. Son seres humanos benditos porque Él los bendijo de manera especial. Santiago no nos insta a “rezar” a los profetas del Antiguo Testamento ni a los que sufrieron con paciencia, sino más bien a tomarlos como ejemplo, citando el caso de Job, cuya vida demostró que la paciencia y la perseverancia eventualmente recibieron su recompensa. Dios bendijo a estas personas del Antiguo Pacto; por eso, las llamamos “felices” (benditos). Pero no les rezamos. De la misma manera, la madre de Jesús, consciente de la manera en que Dios fue bondadosa con ella, dijo que todas las generaciones la considerán “feliz” (bendita). Pero no por esto reclamaba ella una veneración especial.

Ejemplos de «bienaventurados».

Aunque el verbo makaritzo (llamar o considerar feliz, dichoso) solamente ocurre dos veces en el Nuevo Testamento, el adjetivo correspondiente, makarios es más frecuente. Se traduce como “feliz, dichoso” o tradicionalmente, “bienaventurado”. Se emplea 48 veces, apareciendo por vez primera en las famosas “bienaventuranzas” del evangelio de Mateo capítulo 5: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” Mateo 5.3, Biblia de Jerusalén. Comparemos ejemplos de otras traducciones modernas: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos”. Mateo 5.3, Libro del Pueblo de Dios “Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Mateo 5.3, Biblia Latinoamericana Otra versión moderna, la Palabra de Dios para Todos, en Mateo 5.3 traduce makarioscomo “afortunado” con la siguiente aclaración: “Afortunado: Se refiere a la honra y felicidad que proviene de una bendición de Dios”.

Lía, la primera “bienaventurada”.

Encontramos una situación algo parecida a Lucas 1.48 en la historia de Lía en el Antiguo Testamento, así como se cita en la versión griega (La Septuaginta) de Génesis 30:13. Cuando su criada dio a luz un niño, Lia dijo, “Bienaventurada yo, porque bienaventurada me dicen las mujeres”, usando el mismo verbo que aparece en Lucas 1.48. La versión citada aquí de Génesis 30.13 es la traducción de la Septuaginta al castellano realizada por el presbítero católico Gillermo Junemann en el siglo 19. El verbo en la frase “me dicen bienaventurada” aquí en Génesis 30.13 es el mismo que se traduce como “me llamarán dichosa” (o feliz) en Lucas 1.48. En el caso de Lía la dicha era por tener un hijo por medio de su criada. La consideran dichosa otras mujeres. En el caso de María, no solamente las mujeres sino “las generaciones” la llamarán “dichosa”, “feliz”, “afortunada” o “bendita”, porque Dios la bendijo con una misión increíble: ser la madre por la cual llegaría el Hijo de Dios al mundo. Sin embargo, lo que María misma destaca con la palabra “bendita” (dichosa, feliz) es la bendición de Dios hacia ella. De la misma manera Santiago 5 hace hincapié en como Dios bendijo a los profetas que sufrieron en el Antiguo Testamento. Asimismo, en las bienaventuranzas en Mateo capítulo 5 vemos como Dios bendice de una manera especial a sus discípulos con la salvación eterna. En ningún caso la bendición de parte de Dios es una invitación a rezar a la persona bendecida.

Cursos Online

Si te interesa aprender más acerca de la Biblia, te invitamos a nuestros cursos online disponibles a continuación.